18 de noviembre de 2013

Todo Espinas






Anja Del'Or - Relatos y otras crisis.

 
TODO ESPINAS

¡Uf, por fin me siento! Joder, qué agotamiento. Menuda semanita… El Director General. Cuando el payaso de Portela me dijo que tenía que subir a su despacho creí que me estaba tomando el pelo. Pero mira, al menos, así estoy sentada un rato que ya me lo iba mereciendo. ¡Ah, qué descanso! Total, que qué me va a decir. Si es que me da igual lo que diga. Qué le den. Al Director General y a su puñetera madre. Que les den a todos. Aunque, eso sí, lo mínimo habernos llamado a las dos. Porque la cadena la paré yo, pero la culpa fue de ella. Como siempre. ¡Coño, revisa que las piezas entren limpias! Nada. Todo espinas. Se lo tengo dicho miles de veces a Portela y el idiota este digo yo que lo sabrá. Entre ellos hablarán... o sabe dios. Si ya la conoce todo el mundo, además. Pero claro, ella entró como entró. No sé para qué coño hay jefes. Bah, al final lo de siempre, los últimos monos pagando los platos rotos. La última mona. Pues como a ella no la hagan subir, monto un pollo. Este marrón no me lo como sola. Vamos. A estas alturas de la película…  Joder, cómo me duelen hoy las piernas… Y como no venga pronto este gilipollas… yo hoy no hago ni un minuto de más. ¿Hoy? Imposible. Cuando nos paguen las horas que nos deben que me llamen, ¿pero mientras? ni un minuto… ay, no puedo olvidar la tintorería antes del cole. Aunque, a lo mejor, después… espera, no, no, después nada. Se deben creer que somos todos funcionarios. Ya ves. A ver, la tintorería cierra a las ocho. Lo del profe es a las seis. Bah, pero si después quiero pasar por el súper… Nada, qué va, no me va a dar tiempo. Pues antes a ver… y lo del súper de hoy no pasa: yogures, fruta… ¡Leche! Imposible, tengo que ir al salir de aquí. Pero entonces no puedo pasar antes por casa. Joder, qué asco ir con esta peste a morralla. Mierda de fábrica. Al final no me va a quedar más remedio. Total, para lo que me va a decir el profe tampoco voy a ir oliendo a rosas. Que se joda y huela la mierda del pescado. Lo de la niña empieza a ser preocupante, sí. Pero, coño, hacemos lo que podemos. Y él lo sabe. Y la mierda de sicólogo que nos recomendó. Ya le vale. Irán a medias. Trescientos euros a la basura. Lo que yo digo: todos funcionarios. Nos venían ahora que ni pintados. Pues no, en la mierda del sicólogo… y sin factura. Y la verdad es que la nena está imposible. ¿Qué vamos a hacer con ella? ¿Qué voy a hacer YO con ella? Porque Marcos… ya ves. Ni que no fuera suya. Y eso que sale a su familia, más claro agua… Lo mismito que su hermano. Nada, como siempre me toca a mí apechugar. Es que a veces parece idiota, joder. Qué problema tendrá en acercarse él. Si le queda al lado. Y para lo que estará haciendo, además. No, pero él con lo de la niña, no. El señorito eso no. Es superior a él. Uf, y yo tengo que dejar de gritarle a la nena. No puedo perder los papeles de esa manera. Pero claro, si él pusiera un poco de mano dura. La de esta mañana buena fue. Menuda perra amarró. Es que cómo no le voy a gritar. Mira que se lo tengo dicho: ¡Por las mañanas no! ¡Diligencia! ¡Por las mañanas diligencia! ¡Que los mayores tenemos cosas que hacer! Pues nada, igual que siempre. Enviciada con la mierda de la maquinita. Pero se acabó. Como si no nos llegara con la que tiene montada en el cole. Y ahora, claro, el Nano también enganchado. No, pero con el Nano no vamos a cometer los mismos errores. En guante de seda pero mano dura. O como se diga. Y si Marcos no se implica me da lo mismo. Con gritarle a una me llega. Y con un sicólogo, vamos, lo que nos faltaba. Tirar el dinero con otro inútil. Al Nano no. Se le explican las cosas, pero sin gritos. Mano de acero, ¿no? Sí, eso era: mano de acero en guante de seda. Hala, ya se llevó el viento otra de las pancartas. Tanto trabajo para nada. Bueno, para que al final salven el culo los mamarrachos estos. Lo de siempre. Nos mojamos unos para que otros vivan con el culito bien seco. Porque éste mira tú… menudo despacho se gasta. Y la prensa abierta encima de la mesa. Si es que se desloman trabajando. ¡Uf, y a mí las piernas como me duelen! …pero del Nano vamos a hacer algo de provecho. Él está hecho de otra pasta. Tengo que dedicarle un poquito más de tiempo. Solo es eso. Un poquito más. Y de paciencia, claro. Él no es como la niña. Es más reflexivo. Pero con esta mierda de trabajo. Qué carajo. No tengo tiempo ni para mí… Y este hombre… ¿es que va a tenerme a aquí toda la mañana? No me jodas. Yo a las cinco y media recojo y si el lote no se termina pues que se arreglen los del siguiente turno. Aquí perdiendo el tiempo. Como una idiota. Me daban ganas de coger el periódico de su mesa y que me pillase leyéndolo cuando entrase. Le daba algo al imbécil. También Portela menudo elemento. A qué viene haberle dicho nada. Con la boquita cerrada más guapo habría estado. Y la noche de la cena más todavía. Aunque ahí no era él quien hablaba. Eran los gin-tonics. Anda que se entera Marcos y le parte la cara. Y él lo sabe. ¡Joder, que son amigos! Porque estaban allí todos si no se iba a enterar. No le monté la escena porque no está el horno para bollos. ¡Puñetero imbécil! Si tan enamorado estaba que me lo hubiera dicho entonces. Que le hubiese echado huevos. No ahora. ¿Ahora?, ¿casada con Marcos? Y con los nenes. Vamos, Portelita, sí. Aquí, además. Como si esto fuera Nueva York. Pero ¿qué se cree? ¿Que estamos en una película de Woody Allen? A este se le ha derretido el cerebro. ¿Qué si no me gustaba? Pues, sí. Claro que me gustabas, gilipollas. Me derretía por ti. Si me lo hubieras pedido me hubiese largado contigo a la Conchinchina. Pero la pregunta llega quince años tarde. Te hubieras bebido los gin-tonics entonces. Pero antes no bebías. No. Eras un deportista. De élite, no te jode. Menudo imbécil. No voy yo a otra cena de trabajo… vamos. ¡Se entera Marcos! Marcos. Ese. Otro con la sesera derretida. Dónde tiene la cabeza este hombre. Joder, la cosa está difícil para todo el mundo. Decirle que no al viejo. Lo que le ofrece no está mal. No del todo. Que iba a acabar loco. Que con su padre no puede. Claro, yo aquí vengo a bailar, no te jode. Me encanta a mí vivir oliendo así. Con esta peste. Que parezco una sardinilla. Joder, hay que sacrificarse un poco. El viejo lo iba a putear, claro, pero el mes que viene ¿qué? Como si pensara que no va a llegar el mes que viene. ¿No ve que se nos acaba su paro? Es que es la leche… Y a ver qué coño hacemos entonces. El mes que viene. Porque con lo mío vamos buenos. Lo mío y la pensión de mamá: La hipoteca y poco más. ¡Uf, yo voy a tener que poner unas medias de compresión! Yo no puedo con este dolor de piernas... Joder, ¿pero este tipo no llegará de una vez? Bueno, mientras esté aquí sentadita... Y otra… si no se gastara la pasta… Pero es que tiene narices. Yo porque ya no lo calculo. Prefiero mirar para otro lado. Mejor ni pensarlo. Pero, ¿cuánto se le va en tabaco? Del bar ya no digo nada. Porque supongo que Charles lo invitará muchas veces. ¿Pero el tabaco? Eso no se lo paga ni dios. Eso seguro. ¡Diez pitillos, dice! No se lo cree ni él. Diez ya se los ventiló por la mañana. Joder, y la nena sin zapatos. Pero dile tú algo. Se pone como una fiera. ¿Qué zapatos llevó hoy la niña, por cierto? Ah, los tenis beige. Tengo que pegarles la suela... No puedo olvidar lo de la tintorería... Y menos mal que con el Nano vamos arreglando con lo que nos da mi hermana. Que si no. Íbamos buenos si tuviéramos que comprar ropa para los dos. Ya te digo. Desnudos iban. Y porque voy apañando con lo que me va dando el viejo para los niños. Que se entera Marcos y me mata. A mí y al viejo. Nos mata a todos. Pero, cojones, haz algo de tu vida. Cómo quieres que salgamos adelante si te quedas ahí esperando que la vida te dé hostias por todos lados. ¡Espabila, coño! Y lo del bar que si es por no aguantar a mamá. Pues la mandamos a un asilo, compañero. Como nos sobra el dinero. El día que nos falte ella también a ver qué hacemos. Sin la pensión. Porque mucho no es, pero mamá tampoco supone ningún gasto. Para lo que come y lo que hace… Qué es un poco pesada… Qué no para de meterse en todo… ¡Es una vieja, coño! Al menos no hay que cambiarla ni cargar con ella. El día que se cague encima. Otro cantar. Pero ¿ahora? Como un pajarito. Cuando nos falte qué se yo. Haré un par de casas al salir de aquí. Tal como tengo las piernas… Lo que necesitaba. Ah, parece que ahora bajó un poco la inflamación. Estar sentada me viene bien… Pero este hombre, qué coño… Y digo yo que por la tontería esa con la inútil de Merceditas que me llame el Director General, manda narices. Que tampoco es para tanto. Perdimos un día. Ya. Por su culpa. Más tiempo perdemos con las decisiones del tonto de Portela. Porque la última que armó con los turnos… No me jodas. Eso pasa por poner ahí al único sin estudios. Que manda huevos. En cadena todos con carrera y el tonto del capirote: el jefe… eso sí, grandísimo ciclista. Gran mérito haber corrido en el equipo de la empresa. Así va el país. Después cuando vienen los problemas… ¿nos ponemos a pedalear? Vamos, no me jodas. El Portelita de las narices. Si es que te digo yo que sin jefes nos iría mejor. Joder, nos íbamos a arreglar de maravilla. Sin jefes y sin la zorra de la Merceditas. Todo orden y limpieza. Vamos, no me digas que no. Se jodían unos pocos… Pero saldría mucha más gente ganando. Si en los ERES se cepillaran a los jefes y no a los… ¡ JODER! Me cago hasta en la… no puede ser… pero claro… vamos, claro… si es que soy una idiota… ¡qué idiota!... es por el puto ERE… es por eso, claro… no me iba a llamar el puto Director General por la tontería del otro día… pero qué imbécil soy… no me lo puedo creer… claro, que es por eso… me han hecho subir para darme la papeleta y decirme que estoy fuera… serán cabrones… ¡serán hijos de puta!… no me lo puedo creer… joder, ¿y me la van a dar a mí y a la Merceditas no? No puedo creérmelo, no puede ser. La enchufada de los…  A que fue el imbécil del Portela… ¡Será capullo!… ¡mierda, mierda, mierda y mierda! ¿Por haberlo mandado a freír puñetas en la cena? No me lo puedo creer. Pero qué te juegas a que fue él. Sí, sí, claro. Estas cosas las deciden los mandos, no el Director General. Este ni nos conoce. ¡Yo alucino!. Y en personal… ¿para qué coño les pagan? Joder, ¿Ellos no dicen nada? Por antigüedad no me toca. Joder, y ahora que estábamos saliendo de la crisis. ¿O no? ¿O No nos decían que estuviéramos tranquilos? Que la cosa se había estabilizado. Vamos, joder, menudo momentazo para irse a la calle. ¿Y me lo van a decir así? ¿en serio? Me lo va a soltar el puto Director General a la cara. Si se creen que así me voy a achantar, van buenos. Estos no saben con quién están jugando. No, no. Joder, no puede ser. Y sin representante sindical ni leches. Bah, esos mejor que ni estén delante. Para lo que hacen. Hay que joderse. Hay que rejoderse con el puto ERE. Y este hombre, qué coño, me va a tener esperando aquí más tiempo… no, no, vamos. ¿Estará ahí dentro? Vamos, yo voy a llamarlo. A mí no me tiene aquí agonizando más tiempo. Comiéndome el coco. ¿Eso qué será? ¿El baño? Oiga, ¿hay alguien ahí? ¡Qué coño! No contesta nadie. ¡Oiga! Pues si está meando me da igual. Oig… Joder, ¿qué es eso?... ¿qué coño? ¡Hostias, unas piernas colgando! ¡Hostias! ¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Ayuda! ¡Que alguien me eche una mano!

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